Acoso al clubbing en Georgia: bailamos juntos, luchamos juntos

Fin de semana revuelto este último en Tbilisi, capital de Georgia. El pasado viernes policía armada con ametralladoras entró de forma violenta en busca de drogas en dos de los principales clubes de la agitada escena local —Bassiani y Café Gallery, donde son habituales grandes figuras del panorama underground internacional incluyendo a nuestros Regal y Hector Oaks— arrestando hasta a 60 personas incluidos los cofundadores de Bassiani (Tato Getia y Zviad Gelbakhiani). Toda esta operación, orquestada por el Gobierno, responde a la muerte de cinco jóvenes por consumo de droga en las últimas semanas, señalando a los clubes como principales responsables pese a haberse producido estas defunciones fuera de ellos. Bassiani se defendía el pasado lunes en un comunicado donde se presentaba como "un colectivo a la vanguardia de los cambios sociales y que habla en voz alta sobre la desigualdad en el país, el alto nivel de injusticia y discriminación" y acusaba directamente a diversos grupos políticos de extrema derecha de iniciar una campaña de difamación con la intención de cerrar el club. Añaden que el club "nunca se ha involucrado en ningún tráfico de drogas ilícitas y cada clubber es registrado exhaustivamente antes de ingresar al club. Además, no permitimos personas sin tarjetas de identificación". Parece que pronto han recibido una respuesta. Y sin duda, totalmente desproporcionada. Incluso diversos asistentes apuntan a que la policía colocó pruebas falsas durante las redadas.

Mariam Murusidze de Café Gallery reflexionaba para Resident Advisor: "Lo que sucedió ayer, no se trata solo de clubes. Es una lucha entre el pasado soviético de este país y la dictadura en la que solíamos vivir, el país de la policía en el que solíamos vivir y el futuro que queremos para nuestro país". Y es que, tal y como apunta en dicha conversación estas redadas justo han tenido lugar cuando en el Parlamento se debatía en torno a unas leyes más liberales respecto a las drogas recreativas, propuesta encabezada por clubs como Bassiani y el grupo activista White Noise. Actualmente, la posesión de un miligramo de las sustancias más conocidas se castiga en Georgia con una pena de prisión de 8 a 20 años e incluso de por vida.

Pero si los órganos de poder creían que detener esto iba a ser coser y cantar, no podían estar más equivocados. Miles de personas se reunieron al día siguiente frente al Parlamento georgiano en una larguísima rave que hacía frente a la represión y exigía la dimisión de algún alto cargo, bajo el lema "We dance together, we fight together" ("Bailamos juntos, luchamos juntos"). Una muestra más del poder de revolución intrínseco a la música electrónica a lo largo de su corta pero intensa historia, defendiendo valores sociales frente a la opresión. Los ravers-manifestantes, en su protesta pacífica, han hecho frente a nuevas detenciones de la policía e incluso a grupos neonazis. De hecho, la escena actual de Tbilisi recuerda mucho a aquel Berlín liberal, inclusivo y hedonista de los años noventa.

El domingo por la noche, el Ministro de Interior —Giorgi Gakharia— pidió perdón por las redadas ante una gran expectación: "Me disculpo no solo en mi nombre, sino en nombre de cualquier representante del Ministerio del Interior si les puse en peligro a ustedes o a su seguridad. Al mismo tiempo, quisiera pedirles, quiénes insultaron a personas que vestían uniformes y que estaban protegiendo su seguridad, para disculparse con ellos". Esta segunda parte fue recibida con abucheos, pues las protestas fueron en todo momento pacíficas. Y añadió: "También prometo que lograremos resultados específicos en dirección a la política de drogas. Y si no se cumplen las promesas, siempre podremos bailar o escuchar música en una ciudad libre". Que así sea.

Porque todo este acto va más allá de la legalidad de las drogas. Tal y como recogemos del Facebook de Hector Oaks, "con este acto vergonzoso, el gobierno de Georgia declara una guerra contra todas las ideas y valores que unen a miles de personas en los clubes de Tbilisi. ¡Estos clubes no son sólo un lugar de entretenimiento, sino también lugares importantes y brillantes para la expresión libre, el desarrollo y los cambios sociales!"

Al hilo, no podemos más que recomendar (ahora más que nunca) acudir y apoyar propuestas como el III Encuentro nix que se celebrará esta semana en Madrid. Luchemos por nuestros principios, creencias y valores. Porque no hay cultura sin subcultura. Bailemos por la libertad.

#danceforfreedom