¡Así vivimos Amsterdam Dance Event 2018!
Más de 2.500 djs, 600 ponentes y 200 enclaves, atrayendo más de 400.000 visitantes de 100 países distintos. Una auténtica locura non stop es lo que plantea Amsterdam Dance Event (en adelante, ADE) en la capital tulipán durante cinco días, con el puro interés en la música electrónica como único objetivo.
Nuestro ADE 2018 como medio acreditado dio comienzo el jueves en un suculento brunch de Armada que nos permitió reponer fuerzas y hacer networking con profesionales del resto del mundo, quizá el principal atractivo de ADE más allá de la inabarcable cantidad de fiestas para todo tipo de credos. Y es que hay que entender que ADE no es solo jolgorio, es el epicentro de la música electrónica en Europa con todo el ideal de trabajo y cultura que ello encierra. Una manera de estrechar lazos, conocer la escena actual de una manera diferente, cercana, y relacionarse con todos los protagonistas e integrantes de ella en un plano horizontal, desde djs y productores hasta sellos discográficos o nuevas marcas emergentes (apps, plataformas, escuelas...) en el sector de la música.
Buena prueba son las interesantísimas conferencias y encuentros que tienen lugar en distintos puntos de la ciudad. Nosotros no quisimos perdernos algunas situadas en el epicentro DeLaMar Theatre como Why Has Electronic Music Never Had A ‘Punk’ Moment?, de la que no compartimos la visión de un cínico Dave Clarke acerca de que la música electrónica quizá no pueda cambiar el mundo o la política (al ejemplo de Bassiani nos ceñimos); Beyond Social Media! How Fake Is Fake Anyway?, sobre el papel actual de las redes sociales, los seguidores inflados y los tops dudosos (ojo, con representantes de Dj Mag en la propia mesa); o Futurism and Techno: A Discussion With Techno’s Originator Juan Atkins, con el placer que supone siempre escuchar a uno de los padres del techno reflexionar sobre el género y sus procesos. Al margen de la mera música y su debate, la oferta se extendía incluso al arte digital con exposiciones como Eye Presents del nipón Ryoji Ikeda que nos quedó la espinita de poder ver.
Otro de los puntos fuertes del evento —o mejor dicho, la suma de tantos— es la magia de sus fiestas temáticas y localizaciones. Este año, y sobre el papel, había un combo de ambas que nos llamaba poderosamente la atención: la serie de all night longs organizados por Audio Obscura en los bajos de Centraal Station, el corazón neurálgico de la ciudad. Y de ellos, sin duda, nos embaucó (una vez más) la maestría de Joris Voorn. Qué delicia poder vivir de cerca el viaje por varios estilos que supuso Spectrum del holandés, haciéndonos volar con producciones propias como "Ringo" o remixes como "Homeless". Un set inolvidable que vale todo un ADE. Gracias. Dos días después volvimos al lugar de los hechos, atraídos por el renacer de Mariel Ito, el aka más electro e IDM de Maceo Plex —también influyó en nuestra decisión ver como Afterlife, posiblemente la mejor fiesta de todo el fin de semana, nos dejaba en la puerta sin dejar entrar—, con nuevo disco '2000-2005' bajo el brazo. Aunque destacable, bien es cierto que el gran protagonismo adquirido por Danny Daze desembocó en un extenso B2B con el americano —al que esperábamos ver lucirse en solitario— a la postre un tanto intermitente.
También tuvimos ocasión de ver a Dave Clarke demostrar por qué es el Barón del Techno en su propia fiesta Dave Clarke Presents que tuvo lugar en una imponente sala Melkweg repleta y entregada a la causa. Contundencia y oscuridad a borbotones, y no solo en la música sino la propia iluminación que apenas nos permitía localizar la cabina por el brillo de los CDJs entre el parpadeo de los lasers que destacaban en la penumbra. Horas antes, Riva Starr ,que presentaba disco, Davide Squillace y Claptone —qué bien nos sonó de primeras ese remix para Aurora que publicó poco después— como gran invitado nos animaron la tarde con ritmos house desde el espectacular rooftop del hotel W Amsterdam, en una fiesta gratuita —una de tantas en esta mágica semana— organizada por Beatport. Tampoco nos perdimos ese mismo viernes el encuentro Brooklyn Fire, que reunió a Tommie Sunshine, Bart B More, Pegboard Nerds como flamante sorpresa o a los españoles Murekian y Slatin (éste de adopción, que además aprovecho para presentar alguna ID) ante apenas una treintena de personas.
La oferta de ADE es inagotable. Estaciones, grandes salas, fábricas, azoteas, baretos e incluso barcos. Cómo no hacerlo en la ciudad de los canales. Nosotros nos embarcamos —nunca mejor dicho— en la boatparty organizada por Kryteria Records, donde Cato Anaya (gran sorpresa nos llevamos con su bailable sonido latino), la leyenda satisfecha de Benny Benassi y —cómo no— el patrón Kryder (amor eterno al cierre con su remix a Interstellar junto a "Music Is The Answer" y "Saltwater" como última bala) fueron lo más destacado de la sala principal, mientras el puntazo lo encontramos en la cubierta y la Silent Disco comandada por los españoles Jose de Mara, Crusy, Javi Reina y Les Castizos, que estrenaban nueva música dentro del recopilatorio God Save The Groove. ¡En pocas fiestas hemos estado más raras y divertidas que esa!
Y es que mención especial merece la armada española allí reunida durante toda la semana. No solo por la calidad de sus beats, sino por la unidad y buen rollo allí mostrada —artistas, medios, promotores, fans— en un ambiente de compañerismo y camaradería que muchas veces hemos envidiado del resto del mundo, y que por fin pudimos vivir en primera persona.
Una semana para enmarcar, al que posiblemente sólo podríamos tacharle un 'pero' bastante notable. Si bien es cierto que el ADE Pass —o en su defecto y nuestro caso, el pase de prensa— no te garantiza el acceso a la totalidad de las fiestas, en ediciones anteriores el cupo reservado para éstos (cabe destacar que el precio del ADE Pass es superior a los 400€) era amplio, cuanto menos notable. En cambio, este año, muchos de los eventos que colgaron el Sold Out reservaron una cantidad ínfima de aforo —¡e incluso NADA en algunas fiestas!— para este fin, viéndonos rebotados de forma frustrante en varias puertas, que nos negaron el acceso tras haber esperado la cola y sin atender a razones. Hay muchas alternativas en la ciudad, pero cuesta verse relegado a ellas. Estaría bien que ADE regularizase que si las fiestas quieren formar parte de su programación y contar con el ya célebre cubo amarillo, deberían respetar una mínimas reglas, revisar su política o comunicarse de forma más clara para que el negocio no supere a las grandes características que hacen único a este evento. En cualquier caso, un mal sabor de boca que no puede empañar una experiencia musical y urbana sobresaliente.
¡Gracias Amsterdam Dance Event! Nos vemos el año que viene, de eso no cabe duda.
Nota: Ah, por cierto. Sí, Martin Garrix volvió a coronarse como 'número uno'. Por si alguien aún le sigue interesando ese ránking.