Crónica: Fred Again.. arrasa Madrid con su tour, memorable y mejorable
Con apenas una semana de antelación, Fred Again.. anunció que su tour "10 weeks, 10 songs, 10 cities" pasaría por Madrid, e hizo un sold out antológico para 9.500 personas en apenas un minuto. El artista del momento llegaba a nuestra ciudad, y rozando la épica conseguimos entrada en el ultimísimo momento. Era el concierto del año, había que vivirlo, y aunque hayan pasado unos días aquí os dejamos nuestras impresiones: muchas luces y algunas sombras.
El artista
Fred Again.. parece ese punto medio imposible entre un poeta de la aristocracia británica y un raver perdido en un after londinense. Del Marlborough College al London Orbital. De un modo u otro, es un prodigio y enfermo musical que vive por y para la música, capaz de convertir lo íntimo en un fenómeno global como solo él sabe hacer. Lo suyo no es postureo, es pura obsesión, y pudiendo ser un rockstar mantiene una sensibilidad cercana y accesible que ha tejido una comunidad fiel a su alrededor.
No en vano, ha sido capaz de en el mismo fin de semana formar parte de un Fred Again.. b3b Caribou b3b Floating Points y de un Fred Again.. b2b Busy P b2b Erol Alkan b2b... Thomas Bangalter. Sí, el 50% de Daft Punk en su reaparición sobre un escenario 16 años después. O de firmar un álbum conjunto con su vecino Brian Eno. A ver quién se lo iguala.
Si bien ya contaba con reconocimiento previo –incluido un Brit Award al mejor compositor–, su popularidad explotó con la serie de álbumes Actual Life. Ahora, con USB, explora su faceta más clubber tirando hacia sonidos tan británicos como el jungle, el breakbeat o el drum & bass. No nos escondemos al decir que a nosotros nos tiene más conquistado el corazón su vertiente más íntima, pero el musicón con denominación de origen que saca para la pista de baile –y con el que está girando ahora en su formato dj set– es de buenos quilates y, aun con más bpms, mantiene su sello.
El tour
Con “10 cities, 10 tracks, 10 weeks”, Fred again.. ha redefinido el concepto de gira. En lugar de anunciar con meses de antelación un tour milimétrico, el británico apuesta por el misterio y la inmediatez: diez semanas, diez ciudades secretas que se desvelan días antes –incluyendo los artistas que le acompañan– y una nueva canción presentada en directo cada viernes. Sin móviles y sin distracciones, cada fecha se convierte en un show único e irrepetible, que además resonará en el futuro con una canción que siempre quedará vinculada a ese concierto, en el caso de Madrid la doble versión de "the floor" junto a Skin On Skin y BEAM. Todo ello con una –a priori– estricta política de no phones. Puro presente. Puro FOMO.
La música
Entramos en materia. No había horarios publicados, lo que aumentaba la expectación y la sensación de improvisación calculada que rodea todo el concepto del tour. Al llegar, alcanzamos el final del set de DREA y Toccororo, que prepararon el terreno a su manera antes de dar paso a Skin On Skin, encargado de elevar las pulsaciones desde el primer bombo. El africano-australiano ofreció un set de techno peak time intenso y directo, sin dar respiro –que bien nos entró su "Where You Need To Be" sobre el ecuador–, dejando el ambiente bien caldeado para la llegada del protagonista.
Sin apenas pausa ni intros épicas –y es que el headliner siempre estuvo volcado en torno a sus invitados– Fred Again.. se fundió con Skin On Skin en una hora de b2b que comenzaron presentado, por primera vez, su colaboración “the floor” junto a BEAM. Después, Fred tomaría el control en solitario durante más de dos horas de montaña rusa emocional y rítmica.
A lo largo de la noche predominó, como no podía ser de otro modo, el sonido de USB, así como transiciones un tanto bruscas, mucho backspin, sus colaboraciones junto a Skepta, un “leavemealone” muy celebrado, "you're a star" y "OK OK" que unían con la previa de la gira, momentos de pausa para sentarse al piano y respirar, un maravilloso “glow” + “ten”, saltos sobre la mesa toalla en mano encendiendo al público, la presentación de su próximo tema con CA7RIEL y Paco Amoroso que hizo estallar el pabellón –lástima el sonido–, y sobre todo mucho bombo, break y alma de club. Un recorrido frenético por su nuevo y frenético universo sonoro.
Fiel a otras fechas de la gira, rindió homenaje al talento local, y en España no podía ser de otro modo: Rosalía sonó por partida doble, primero con “Bizcochito” enlazando con “Turn On The Lights again..”, y más adelante con un emotivo “Como un G” que enterneció al público.
Los fans de Actual Life y Secret Life tuvieron que esperar hasta el tramo final para encontrar ese oasis de calma y recogimiento que tanto echaban de menos entre tanto kick. Y tuvieron su recompensa, porque además de escuchar los "Delilah" o "Kyle", el cierre fue realmente memorable con “peace u need” –con la estructura flotante descendiendo sobre la pista y un foco tras la cabina simulando un amanecer– encadenada con “adore u” y la otra versión recién estrenada de “the floor” como colofón. Una despedida que no se olvida. Después, Toccororo retomó el volante para cerrar la noche, aunque para la gran mayoría el viaje ya había terminado.
La producción
Y aquí llegó el gran "pero". La piedra angular de cualquier evento musical debe ser siempre el sonido. Y en uno de este impacto esperábamos algo notable, y el sonido fue tremendamente pobre: le faltaba definición, le faltaba potencia, le faltaba volumen. El espacio de IFEMA encajaba a la perfección con la idea del evento: abierto y versátil, con aspecto de warehouse, y capaz de alojar a miles de personas. Pero un espacio tan diáfano necesita un cuidado especial al sonido –especialmente por la reverberación–, que tuvo muchos altibajos. Necesitabas estar en el centro de la pista o en línea con los altavoces para apreciar cierta nitidez... y buscando nuestro hueco, acabamos retrasándonos hasta los de refuerzo de la parte trasera para poder escuchar algo decente. Decepcionante para un evento de este nivel.
En el apartado visual, en cambio, nos gustó y pareció muy acertada la elección alineada con la idea de encuentro sin teléfonos, sin pantallas. No había ninguna. Una estructura de velo flotaba y respiraba sobre el espacio redefiniéndolo, comprimiendo y liberando en distintas etapas del concierto, evocando un globo, una nave gótica o las olas del mar según el momento entre juegos de luces, sombras y transparencias. Una instalación efímera y ondeante del artista visual holandés Boris Acket. Sencilla, sí. Impactante y mágica cuando estabas debajo, también.
Además, el juego de luces jugaba con las sombras en el escenario, desdibujando las distintas capas de gente –mucha– que tenía el dj detrás. En cuanto al resto, el pabellón estaba bien organizado, con accesos claros, baños y barras suficientes, e incluso algún food truck.
El público
Aquí entramos en uno de los puntos más críticos... y que debe hacernos reflexionar. La música de Fred Again.. se ha convertido en un fenómeno global capaz de atraer a un público heterogéneo como pocos, algo que en principio celebramos. Así como en otros eventos es fácil identificar a una misma tribu, durante este concierto era de lo más dispar. Había clubbers veteranos, fans de festival, curiosos, guiris, y muchos otros que se les notaba afrontaban su primer evento electrónico. Ese sold out en un minuto no se firmó solo –mención especial al sistema Access Ticket, que lo puso difícil a la reventa–, y el ambiente era de pura expectación.
Pero no todo fue tan bonito. La prohibición de usar móviles fue ignorada por buena parte del público: pantallas en alto, flashes, vídeos para las redes. No un pequeño clip por recordarlo, sino por poder contar el “yo estuve allí”. Al día siguiente, las redes se llenaban de miles de clips, stories, reels y tik toks. Y eso, más que rebeldía, es una falta de respeto al evento y al propio artista al que se supone idolatran, que pidió expresamente mantener la vibra durante toda la noche sin pantallas. Porque así es, el que graba mucho baila poco, y eso se extiende por toda la pista. Miembros de seguridad láser en mano a lo Michael Bibi intentaron disuadir, pero ni con esas.
Por otro lado, numerosos grupos de charleta a la espera del track icónico –como diría un buen amigo, STOP palique en las pistas de baile– lo que no era buen combo con mal sonido del evento. Incluso hubo quien intentó arrancar un “eeeee, ooooo” que sobraba más que los móviles.
Aún así, no todo fue malo, ni mucho menos. La energía en la pista era poderosa, y la forma que tiene Fred de animar al público y hacerlo vibrar al unísono es único. Tiene aura el británico. Saltos, pogos y gritos. Buena sudada nos pegamos.
El balance
El concierto era the place to be, una experiencia inmersiva y diferente encabezada por un Fred Again.. magnético que está en el mejor momento de una carrera que parece no tener techo. Pero siendo críticos, el cómputo global nos dejo un sabor agridulce. El precio de la entrada (+75€ con los gastos de gestión) y una producción bastante mejorable hacen que nos resultase caro, más comparando con otros eventos recientes –porque otra cosa no, pero en Madrid vamos servidos–. Aún así, si volvemos a ver al británico anunciando algo en nuestra ciudad iremos de cabeza. Seguro, cómo no hacerlo. Again, again and again.
Fotos: Theo Batterham