Si hace unos años le hubiésemos preguntado a Bendiak cómo se veía en un futuro, su respuesta no habría sido la que es ahora. La música electrónica no era santo de su devoción, es más, podríamos decir que le horrorizaba, hasta que unos amigos le llevaron a un evento electro techno en la mítica sala Movie Club (Aizoáin, Pamplona). Disfrutó tanto en aquella fiesta que, a partir de ahí, comenzó una nueva era en la que se empaparía de sesiones de artistas que su entorno le había recomendado.
Sus primeras mezclas se basaban en ritmos tech house que, a priori, suele ser lo que queda al alcance de aquellos que inician su camino en el mundo de la mezcla y la producción. Héctor Couto, Dennis Cruz y otros nombres nacionales, fueron referentes en el inicio de su carrera
Cinco años después, su perspectiva musical se consolida en una línea diferente, descubriendo el techno desde otra perspectiva en la que Kwartz se convierte en uno de sus ejemplos a seguir.
Sus sets son conocidos por el desarrollo dinámico y contundente que ofrecen, incorporando toques electro y acid dentro del amplio campo del techno. Algunos incluso se aventuran a decir que recuerdan a la oscuridad del Mulero de antes. Además, demuestra un absoluto dominio del Cdj y las controladoras, haciendo honor a la generación más digital de la historia.
A día de hoy, es miembro del colectivo Industrial Disturb, gremio con influencia Detroit techno, y empieza a despuntar en el norte del país. ¿Quién dijo que nadie es profeta en su tierra?
Salas como Event (Pamplona), Txuribeltz (Pamplona), Totem (Villava, Pamplona), Sala Botanic (Tudela), sala Kube (Tafalla), Sonora (Bilbao), Zul Saltacaballo (Castro Urdiales) o Jimmy Jazz (Vitoria), entre otras, han tenido el gusto de contar con las manos de Bendiak a los mandos.
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