Escupiendo sobre la escena

La semana pasada publicábamos un post sobre la importancia del “clubbing responsable” y en pocos días veíamos el ya famoso vídeo del dúo Les Castizos en Torremolinos escupiendo cual dispensador (pero de alcohol) sobre la apelotonada multitud, sin mascarilla y ningún tipo de distanciamiento social. No es el primer episodio post-cuarentena, pero quizá sí el más grave e impactante. Unos segundos que ahogan más aún un sector en quiebra que necesita reinventarse, que tumban los esfuerzos de quienes quieren bailar (y hacer las cosas) con la sensatez y compromiso necesario en estos tiempos.

El lamentable espectáculo premeditado demostrado por el vídeo (intencionalmente se repartieron pegatinas y había staff pendiente para que la gente no tomara imágenes de la fiesta) supone una grave falta de respeto hacia la salud pública, la sociedad y todo el sector del ocio diurno y nocturno. Su particular y gamberro "show" más allá de la música llevado demasiado lejos, demasiado pronto. Todos tenemos ganas de volver a bailar como antes, pero está visto que no todos tenemos la misma cabeza.

Tras la desaparición de Les Castizos por unos días de redes sociales debido a la presión social, el domingo hicieron acto de presencia para pedir perdón. Primero con un comunicado pidiendo disculpas por lo sucedido, pero siendo un poco contradictorio en sus declaraciones, y segundo con un vídeo publicado en su canal IGTV de Instagram en el que Fali Sotomayor, autor de la polémica, calificaba su acto como "pésimo" y volvía a pedir disculpas (incluso se ofrecía a colaborar en la lucha contra la COVID-19) por todo lo sucedido en su fiesta Mambow en la discoteca Kokun Ocean Beach de Torremolinos. Esta, clausurada durante los próximos 15 días por el alcalde de la localidad para esclarecer todos los hechos acontecidos y las responsabilidades que puedan derivarse, con sus correspondientes sanciones.

Carne de cañón para el circo mediático, y con razón. La noticia ha copado periódicos y televisiones, teniendo que lamentar una vez más que la música electrónica tenga su cabida en estos solo por su faceta más negativa. Ya avisamos: demonizar al demonio no requiere mucho esfuerzo, y se les ha puesto muy fácil. Un escupitajo en toda regla sobre la "escena".


Nota: en sus últimas publicaciones abundan comentarios deseándoles "lo peor" (ese abanico de insultos tan graves como fáciles que posibilitan la redes sociales), algo que desde aquí también rechazamos. No se puede pedir respeto sin tenerlo.