GOA celebra su XXII Aniversario al rojo vivo

No hay nada como volver a casa, más aún si es cómoda, grande y lustrosa. Que se le digan a GOA, que volvió la semana pasada a FABRIK para celebrar su XXII Aniversario y lo hizo por todo lo alto. Al rojo vivo.

Para llegar hasta este Red Line habría que echar la vista atrás —concretamente 22 años— para recordar el inicio de una de las fiestas que más ha marcado la escena electrónica en la capital. Una fiesta que tuvo sus inicios en un pequeño local de la más que conocida Gran Vía madrileña y que año tras año fue creciendo hasta llegar a ser lo que fue. GOA era sinónimo de domingos al sol, buen ambiente y, sobre todo, muy buena música.

No obstante, lo que nos encontramos no es todo lo que nosotros recordábamos como GOA. Para empezar tuvo lugar un sábado —un gélido, oscuro y lluvioso sábado—, nada que ver con las jornadas diurnas dominicales en las que se celebraba esta fiesta, lo que hizo que la afluencia de gente fuese bastante menor... al menos, en las inmediaciones. El famoso parkineo se vio afectado por las condiciones climatológicas —con la gente refugiada como podía en sus coches—, pero no así las ganas de todos los allí presentes de pasárselo bien y disfrutar del placer de escuchar música de calidad. Por ello, una vez dentro, el panorama cambió completamente, el buen rollo estaba presente en cada rincón de la inmensa sala. Un público diverso, sí, pero quizá más homogéneo que en otras ediciones.

Fiel a su espíritu, GOA aglutinaba sonidos de vanguardia en buena consonancia con otros de corte más clásico, pero todos ellos de una calidad exquisita. Para una ocasión tan especial presentaba un cartel de altura, repleto de grandes artistas que no son tan habituales en las cabinas de nuestro país como nos gustaría.

Lamentando perdernos el live del noruego Lindstrøm, nuestra velada dio comienzo con el residente de GOA: Marcos In Dub. Con una camiseta que rendía homenaje a Los Ramones Las Raciones —qué que es lo que tengo que tengo de tó—. El madrileño se cascó un set de cuatro (¿o fueron cinco?) horas en el que desplegó sus sonidos house y techno ante un público fiel entregado a su profeta. En cuanto a la puesta en escena, podríamos decir que no es de las que más nos hayan gustadas de las vistas en FABRIK... pero para gustos, los cubatas. Sin ir más lejos en la sala principal colocaron dos columnas de LEDs a ambos lados del escenario, muy vistosas en principio pero no tan prácticas, ya que si te desviabas de la línea central de la sala o ibas a por una copa a la barra perdías la visión de la cabina, y oye... más allá de admirar la obra, siempre se agradece ver a los artesanos trabajar en su taller.

Pasamos por la Sala Satélite, dedicada por completo a sonidos house 'made in USA', con Kenny Dope, Derrick Carter y Lil' Louis como actores principales tras el pistoletazo de salida lanzado por nuestro patrio Javier González.

El primero, con un sonido repleto de influencias jazz, funky, big beat... y un impecable house como hilo conductor. Y es que ya se sabe, “there’s no party like a house party” como bien rezaba "The Loft" de Riva Starr. Al segundo, nos lo perdimos, y es que resultaba francamente difícil atender a toda la oferta desplegada por GOA y que nos tuvo corriendo de arriba a abajo a lo largo de la noche. No te lo perdonaré jamás GOA, jamás. Derrick Carter, la próxima no te nos escapas. Y al tercero, ¡Ay Lil' Louis! El 'pequeño' fue subiendo el ritmo según avanzaba —y requería— la noche (¿pero éste era de Chicago o de Detroit?), mientras él se mantenía con un áura de concetración en la mesa que ya quisieran muchos para el examen de Selectividad. O la dichosa Reválida esa. Normal que el autor de ese éxtasis titulado "French Kiss" hiciera en su día estremecerse a la mismísima Concha Velasco, ¡eso sí que es para mear orinar y no echar gota y no el Tena Lady! Musicón.

Volvamos a la Main Room donde lo dejamos, que ya hemos perdido el hilo de la noche. Marcos In Dub dejaba el relevo a un Oliver Huntemann al que tuvimos la suerte de entrevistar el año pasado: 5 preguntas a... Oliver Huntemann. El alemán —amo y señor de Senso Sounds y figura consolidada de la imponente escena techno germana— desarrolló una sesión efectiva, sabiendo jugar muy bien sus cartas ante un público ansioso y lanzando mucho material propio, incluidas sus colaboraciones con Dubfire en torno a los elementos.

Tomaba la batuta Martin Buttrich y nosotros, sintiéndolo mucho porque también teníamos ganas de bailar a su son, nos dirigimos en busca del Hotel Room que acabo siendo lo que horas antes se llamaba Upper Floor, donde habíamos visto a Pete Herbert de soslayo. Allí nos esperaban Solardo —o al menos el 50% del dúo, a no ser que el otro se haya vuelto extremadamente moreno— con un buen rollo descomunal imperando en la sala. Ayuda el alegre tech house que lanzaban —no faltaron "Tribesmen" o "Slam Jam"— desde una cabina situada ¿en una barra de bar? ("¡Solardo, ponme un cubata y temazo!"). Así es fácil crear un vínculo cercano con el público, casi familiar. Teníamos ganas de verles en directo, os recordamos que hace pocas semanas escribíamos sobre ellos: Escucha: Solardo, desde Manchester con amor

Echaba el cierre en la principal el húngaro Jay Lumen haciéndonos sentir sin descanso el bombo en el pecho al ritmo de 4x4 entre lásers, megatrones y gogós futuristas. Rompepistas que no conseguimos quitarnos de la cabeza con el paso de los días como "In Your Body" de Cosmin TRG, "Muted" de Monoloc, un break melódico a mitad de sesión con el mítico "Porcelain" de Moby que pronto desembocaría en el remix de Luca Angelli —parte del recién estrenado pack ofrecido por Drumcode—, hasta culminar con su propio "Pulsar" entre otros cortes de su último álbum 'Lost Tales'. Jay Lumen no hace rehenes en la pista, acaba con todos.

Vuelta a casa cansados y satisfechos. Cuando el amable Guardia Civil que nos paró a la salida nos preguntó que por qué íbamos a FABRIK... bueno, porque nos encanta. Y justo esa noche teníamos un cumpleaños realmente importante que celebrar. ¡Muchas felicidades GOA! ¡Y que sean muchos más!