B018: como la música electrónica unió bajo tierra a quienes disputaban sobre ella
Si miramos atrás, la música electrónica siempre ha sido concebida como una forma de expresión liberal. Un género que empezó a coger envergadura siendo la banda sonora de innumerables manifestaciones en favor del amor y la libertad, del respeto, la unión y la paz. Partiendo de esta premisa, hoy os queremos contar la historia de uno de los clubs más representativos de la escena de Oriente: B018.
A finales de lo 80 la ciudad de Beirut se encontraba inmersa en una guerra civil, con una población enfrentada por motivos políticos y religiosos. Fue entonces cuando, en un pequeño suburbio a las afueras de la ciudad, surgió un ápice de esperanza para quienes querían cambiar las cosas. Naji Gebran – creador del club – era un pequeño aficionado de la electrónica que utilizaba su humilde chalet con número de parcela B018 para producir música. Un lugar que acabó siendo el refugio de varios aficionados de la música electrónica en medio de una guerra civil.
"A mediados de la década de 1980, nada podía ser escuchado en Beirut, excepto los sonidos de misiles y balas."
Así comienza la historia de este misterioso club, cuyo nombre y objetivo principal sigue siendo el mismo que el de su progenitor. A pesar de que ha pasado por varias localizaciones, B018 es fiel a sus inicios: unir bajo tierra a quienes disputan sobre ella. Y es que no cabe duda de que la música une a las personas, que la electrónica siempre fue un cocedero multicultural, un lugar libre de estereotipos y estigmas sociales.
El club, que comenzó con pequeñas fiestas privadas en el humilde chalet de Naji, pasó a ser el foco de atención de media ciudad. Por lo que, a principios de los 90, tuvo que moverse a un almacén situado en la zona industrial de "Sin El Fin" hasta que en el 98 pasó a su actual ubicación: un antiguo refugio subterráneo para bombas. A pesar de que su intención siempre había sido mejorar, fue un cambio muy criticado, ya que la zona del bunker había sido el lugar de un campamento de refugiados que experimentó el genocidio. El campamento fue destruido durante la Guerra Civil Libanesa, abandonando el espacio hasta que B018 se estableció en el bunker a finales de los 90.
A pesar de las críticas, el club consiguió prosperar en su nuevo emplazamiento. Pues, acabaron dándose cuenta de que B018 era una representación de su historia, de que era parte de su cultura. Un recordatorio de que el club fue concebido para bailar durante un momento de guerra como símbolo de paz, esperanza y unión. Tal fue su aceptación, que personas de todo el mundo comenzaron a visitar Beirut con la intención de conocer un pedacito de la historia musical de esta región. Un lugar imprescindible para todo melómano adicto de la electrónica, hasta tal punto que acabó siendo concebido como el "Berghain" de Beirut.
"En un momento en el que los clubs nocturnos no eran comunes, B018 capturó los corazones y las mentes de las generaciones”, afirma Ali Saleh (director del club). Además, fue también pionero en introducir la música electrónica, no solo en el Líbano, sino en toda la región.
La sala, adornada de una manera sobria, invita a que el público solo pueda percibir la música y acabe olvidando el resto de sus sentidos por unas horas. Sus paredes y mobiliario de piedra negra hacen que todo el que entre piense que se encuentra en una especie de tumba negra. Según muchos de sus visitantes, el típico lugar donde esperarías encontrarte a los vampiros de Blade. Su techo retráctil vuelve al club totalmente invisible durante el día, dejando al descubierto un aura de luz, que solo es capaz de vislumbrarse durante la noche.
No cabe duda de que estar en este club con tanta historia, escuchando techno proveniente de las raíces más profundas de Oriente Medio y viendo como su techo retráctil abre los brazos a la madrugada de Beirut, es una experiencia mágica.
Si te hemos puesto los dientes largos, puedes conocer más información aquí y empezar a planear tu visita a este templo de la electrónica.