Oro Viejo adelanta los regalos de Navidad con su regreso
Dos años han pasado desde que Jose Luis, Dj Nano, reventara IFEMA en una de las mejores fiestas que se recuerdan por Madrid. El porque de tanta espera es de sobra conocido por todos, salvo que hayas estado en un bunker sin conexión a internet.
La situación compleja en la que todavía seguimos inmersos llevó a la organización a cambiar fecha y lugar de baile. Hostia de realidad que sentó regular a muchos. Para esta ocasión Nano tendría que partir el Wizink Center, por donde ya han pasado grandes de la música... pero en un horario mucho más diurno de lo habitual.
Para esta cita con la música de siempre, Oro Viejo contaría con 10.000 almas incondicionales. Satisfacía mucho ver mezclada gente con unos años bajo las espaldas con el traje de trabajo —claro indicador que venían directos desde la oficina— con jovencitos que han descubierto esta música hace muy poco, incluso alguno en cuarentena, y son fans incondicionales de Nano. Este género tiene todavía mucho recorrido en España y nos atrevemos a decir que la cultura remember nunca morirá, desde aquí estaremos siempre dando altavoz a estos eventos.
A partir de las cinco de la tarde los bares de la zona se empezaron a llenar de parroquianos, la ronda —más bien, rondas— de calentamiento, más necesaria que nunca con el frío que hacia esa noche en Madrid. En nuestro caso, en esta ocasión nos tocó presenciar el espectáculo desde la grada. Para nosotros, una bendición. Espacio amplio, con distancia de seguridad, mascarilla donde debe estar y opción a beber desde tu sitio. Por lo que pudimos saber de la mano de amigos y asistentes, lo de beber en pista fue una cosa muy diferente, casi dantesca: al no poder consumir en pista les conducían a una especie de búnker alejado de la música con bastante tiempo de espera para pedir una copa. Aunque debido a las excepcionales circunstancias, un fallo a mejorar, aunque mejor que no lo tengan que arreglar, pues eso querrá decir que ya vivimos la vida de pospandemia.
A nuestra llegada cerca de las 21.00, el bueno de Dj Nano ya encadenaba una serie de hits que caían como bombas. Su figura en Oro Viejo pasa mucho más allá de ser dj, si no animador con micro —y reverb— en mano y mucho escenario por recorrer. Y vaya que sí. La gente desbocada, se las sabía todas. Como bailan esos malditos. Ayudaba la producción de Fluge, como siempre, sobresaliente.
Como es sabido, en las sesiones de Oro Viejo caben distintos estilos: se pudo escuchar Trance de comienzo de los 2000, Progressive, Makina, Europop o Techno entre otros. Da igual que sea el séptimo Oro Viejo que vivimos, o quizá sean más. Mientras suene "Adagio For Strings", "Flying Free" o "Let The Light Shine In", temas que te hacen vibrar y erizan la piel nosotros estaremos allí para contarlo.
Un vasto repaso a algunos de los templos electrónicos de nuestro país, como Arena, Plastic, Sonique, Bachatta, Over Drive, Radical, Epsilon, Space of Sound o Panic. Para ayudarle, como siempre, contó con multitud de amigos que pasaron por allí a ponerse unos temas, 2loverdjs, Abel the Kid, Carlos Jean —la verdad que nos sorprendió mucho su presencia—, Jesus Elices, Dj Marta, Dj Neil, Sofia Cristo, Iván Pica… Casi nada para el body. Sin entrar en detalles, unos alzaron la fiesta, otros vinieron a llevarse la foto. Lo que si se comentó en “los pasillos” es que la última hora de Oro Viejo debe estar a los mandos únicamente Dj Nano. Una hora explosiva sin aspavientos ni distracción. Déjanos tu opinión sobre este tema en nuestro Instagram.
Estamos seguros que no es el mejor Oro Viejo que hemos vivido, pero sí uno de los más especiales. Hacía falta. Entendemos las críticas del público, pero dada la situación actual creemos que el evento cumplió con nota. Ya estamos contando días para volverte a ver maestro, si todo va bien, en verano. ¡Nos vemos en A Summer Story!