Crónica: elrow desborda UNVRS de confeti en su closing party

Adam Beyer, Cloonee, Paco Osuna y Tini Gessler firmaron la experiencia sonora de una noche épica que puso el broche a un colorido verano en su imponente nueva casa.

Crónica: elrow desborda UNVRS de confeti en su closing party

Principios de octubre, final del verano. Después de 18 fechas, elrow clausuraba por todo lo alto su primera temporada en su nueva casa en Ibiza, el club del que todo el mundo habla no solo en la isla si no en todo el globo: UNVRS. Y como era de esperar, hizo un sonoro sold out. Entre esos miles de personas estuvimos nosotros, que no quisimos perdérnoslo.

Para tan señalada ocasión, la temática escogida era Delusionville 2.0, la evolución del universo POPaganda creado por Ron English que transformó el club en un escenario surrealista donde la cultura pop se fundía con la sátira y lo absurdo. Y lo pudimos comprobar en primera persona cuando, cerca del cierre del set de Tini Gessler, todo se volvió una locura de luz y color en la apertura del escenario. Decenas de personajes –tanto en la pista como flotando colgados del techo–, cientos de pelotas hinchables y toneladas de confeti convertían el espacio ya engalanado con cientos de coloridos iconos en una auténtica fantasía. Un delirio bizarro y hedonista, una instalación viviente de la que formas parte en un espacio tan imponente. Un sueño que no serías capaz de construir en tu cabeza ni con ayuda de la micología.

elrow closing Delusionville 2.0 @ UNVRS 2025
LO-CU-RA de música, luz y color

Un ejemplo más de la producción masiva de elrow, que combinada con el tremendo potencial que ofrece un espacio como UNVRS elevan las cotas de la performance aún más que lo visto hasta la fecha, que en su caso no es poco. Personalización de hasta el más mínimo detalle. Conseguir esa experiencia inmersiva no es baladí, y las cifras entre bambalinas demuestran el esfuerzo que requiere: 40 técnicos construyendo cada show, 10 expertos en logística capaces de hacer posible lo imposible, 150 artistas desplegando su talento en escena, 10 stage managers manteniendo la locura en sincronía y más de 160 personas de la oficina trabajando entre bastidores. Ahí es nada.

Aún nos estábamos reubicando en el espacio tiempo cuando tomaba el testigo Cloone, con su tech house fresco, pistero y adictivo, y pronto "Stephanie" nos marcaba el rumbo de lo que sería su set. Aprovechamos para recorrer el vasto espacio de UNVRS, repleto de gente hasta el último rincón o escalón. Y es que, pese a lo enorme del espacio, la aglomeración era notable en todo momento. En Wild Cometaka los baños, aunque algo menos pintones que el Wild Corner de Hï todo sea dicho– encontramos The Pharmacy con artistas emergentes, donde repusimos fuerzas antes de, previo paso por el espacio de Vicio, poner rumbo al Búnker que si bien tenía un buen ambiente –y el detalle de la macro bola de discoteca incrustada en el techo mola, y el orco bailarín también– se nos quedó como un espacio un tanto simplón. Tampoco faltó un rato para tomar el aire en la terraza –con lejanas vistas a Dalt Vila– junto a la imponente cúpula que aún recuerda que antes de UNVRS, otro icónico templo de la isla tenía el privilegio de ocupar este lugar.

elrow closing Delusionville 2.0 @ UNVRS 2025
Paco Osuna fue el encargado de hacer el closing del closing

De vuelta en la sala principal –y ojo que las vueltas en UNVRS no son cortas–, el siguiente protagonista era ni más ni menos que Adam Beyer. El capo de Drumcode nos ofreció una cara diferente a lo que acostumbra, algo menos oscuro y más juguetón –y con buenos reflejos, alguna pelota le tocó esquivar para evitar que parase la música–, sumando a la fiesta himnos de leyendas como The Chemical Brothers o Daft Punk. El encargado del cierre del cierre no era otro que Paco Osuna. El idilio del catalán tanto con elrow como con la isla blanca es total, por lo que no había mejor actor posible con el que fundirse en una última tormenta de confeti. Y la ejecución fue impecable. Un universo de fantasía sin límites de imaginación que no deja nadie indiferente. Si el año que viene repiten, no podemos imaginarnos lo que se viene. Quizá ellos tampoco.