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DGTL Madrid 2019: progresa adecuadamente

Hace unos días, el pasado 23 de noviembre, DGTL celebraba su segunda edición en Madrid, concretamente en el recinto ferial de IFEMA. Bien afincado ya en Barcelona, el festival de origen holandés quiere hacer lo propio en la capital con una propuesta más sólida que en el debut del año pasado pero a la que aún le queda camino por recorrer y cosas por pulir.

Con una programación musical dividida en dos grandes bloques, podíamos elegir según nuestros gustos entre dos escenarios bien diferenciados —tanto musical como espacialmente—: Modular, mucho más melódico, y Generator, reservado para los sonidos más contundentes. Y haciendo malabares —ay, los solapes— pudimos dar buena cuenta de ambos.

En el primero de ellos pasamos la mayor parte del tiempo. Empezamos nuestra andadura con Honey Dijon que tuvo al público entregado al ritmo y el baile. Una sesión realmente divertida, ágil, sin entender de épocas o estilos (siendo la faceta más housera del festival) que, aunque un tanto predecible, nos dio la energía que esperábamos. Y "Strings Of Life", entre otras, nunca está de más.

Tomaban el relevo unos Adriatique que, desde un inicio, crearon atmósferas profundas en base a melodías sentidas pero firmes y breaks que nos adelantaban el camino de lo que sería el resto de la noche. Gran set del dúo. Entretanto Dixon nos ofreció su estilo más personal y transmoderno demostrando su exquisito gusto —aún tenemos en la cabeza ese "Don't" de Damon Jee & Bonnie Spacey—. La guinda en Modular la pusieron Tale Of Us Dixon no quiso perdérselo, tomando buena nota desde bien cerca—, quizá uno de los mayores reclamos de un line up plagado de grandes nombres y, a la postre, de los grandes triunfadores. Los italianos no decepcionaron con su estilo personal, abanderando el auge actual del techno más melódico que encandila desde el primer beat (por favor, que alguien nos diga de quién es ese maravilloso remix al clásico "Running Up That Hill" de Kate Bush... momentazo). Qué manera de crear expectativa, de erizarnos el vello antes de llevarnos al éxtasis grupal. Para prueba, esa ID que esperamos como agua de mayo, el remix a "Hold Me To The Light" que se convertirá en imprescindible. Quién dijo que el techno no podía ser emotivo.

También tuvimos ocasión de pasarnos por el escenario Generator a poner a prueba nuestras piernas. La ocasión lo merecía. Óscar Mulero demostró el porqué de ese aura de deidad que atesora, algo de lo que no cabe la menor duda. Una sesión seria, contundente, de techno regio y sonidos más industriales. Le tomó el relevo un Dax J que desató la auténtica locura. Desde el inicio salió a morder, con un ritmo frenético y agresivo, demostrando que no iba a hacer prisioneros. Quería acabar con todos... por todo lo alto. Bru-tal.

A nivel organización, correcto. Analicemos aspectos positivos y negativos. Accesos ágiles, Tomando nota de algunos de problemas típicos, supieron afrontarlos aportando soluciones con un sistema únicamente cashless con tarjeta que agilizó colas, un ropero organizado por sectores (previsto costase 2€, acabó siendo gratuito para mayor rapidez) y una gran cantidad de baños. Eso sí, estos estaban al exterior lo que a finales de noviembre no significa la mejor experiencia posible. Y situar una de las entradas principales del escenario Generator —de hecho, su conexión con los baños— delante del todo, pegado a la cabina, no es la mejor opción para dirigir los flujos y evitar las aglomeraciones y empujones constantes.

También pudimos conocer el enfoque sostenible de DGTL a través de pequeñas acciones como la recogida de compost en los propios baños, los ya típicos vasos reutilizables biodegradables o una zona gastronómica estrictamente vegetariana.

Pese a las críticas del debut, el mayor 'pero' lo encontramos de nuevo en el sonido, pieza capital de este tipo de eventos, que volvió a dejar que desear con  fallos como distorsiones en el Generator y una clara falta de potencia en la parte trasera del escenario Modular (lo que sumado a la manía que tiene la gente de hablar sin parar hacían imposible disfrutar bien de los sets). Por su parte, el diseño del escenario —uno más que otro— era atractivo, distinto, con unas grandes bandas luminosas que se proyectaban desde la cabina rodeando la pista de baile y evitando las grandes pantallas. Sencillo pero efectivo. Incluso desdibujando a los protagonistas como siluetas entre las tantísimas de la cabina (el fenómeno VIP está llegando demasiado lejos).

De nuevo volvimos a encontrarnos con la lacra de robos masivos en festivales con decenas de hurtos de móviles entre la multitud. Aunque no achacable a la organización, es necesario que se involucre en buscar soluciones a esta indeseable práctica, por desgracia cada día más habitual.

En conjunto, una gran noche de techno sin grandes alardes que nos deja buenas vibraciones, la idea de que fue correcto pero la sensación de que puede —y debe— ser aún mucho mejor. Experiencia y medios no le faltan a una organización tan contrastada como esta. Sólo habrá una forma de comprobarlo... nos vemos sin falta el año que viene en DGTL Madrid.


Fotografías de Borja de Torres

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Arquitecto y comunicador, más madrileño que el oso y el madroño. Obseso de la buena música en general y de la electrónica en particular, de toda. Beatsoupero desde pequeñito. CEO.
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Amante de la música de la era electrónica. Porque la música avanza y no solo se escucha; también hay que vivirla y sentirla. Nosotros te ayudamos a entenderla.
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