Doble (gran) descubrimiento nos llevamos el pasado viernes. De esos que te hacen irte con un buen sabor de boca y la necesidad de compartirlo con el mundo. Con esa sensación salimos del concierto del dúo Jus Kno' en un recién estrenado Ídolo Club.
Con apenas tres citas, Ídolo Club ya ha dejado muy clara su premisa: mixofilia actualizada. Vale, quizá no sea la forma más sencilla de explicarlo, pero ese su espíritu. La propia organización nos lo contó de una forma mucho más fácil: todo vale, siempre que sea (buena) música de interés actual. Nada más atrás de 2018. Adiós géneros. Adiós etiquetas. Hola novedades. Del pop-rock pijo de Carolina Durante o la música urbana de Hnos Muñoz a la electrónica más selecta en manos de los protagonistas de esa velada o el próximo invitado: Ioan Gamboa. Una apuesta interesante frente a un mercado de salas y artistas que tiende a la repetición, a la seguridad.
A nivel ambiente, bueno. Muy bueno. Sala de aforo reducido, buen sonido y sensación de familia, de club de amigos pero con los brazos abiertos, de conciertos donde compartir una cerveza (bien barata, ojo ahí) con los artistas al terminar su actuación. Resulta cuanto menos curioso saber que la Sala Alevosía sea un club de poesía durante el resto de la semana que se desmelena los viernes. Pero no andaba muy lejos de ser poesía lo que vivimos en el concierto electrónico de —hasta entonces, desconocidos para nosotros— Jus Kno'. No con palabras, pero los beats de sus sintetizadores, teclados, pads y sampleos embelesaban nuestros sentidos de un modo bastante lírico. Y del mismo modo que hace unos meses vivimos con Jon Hopkins —la influencia del británico, que sonaba en la sala antes de que empezaran, es innegable— u otros ídolos como Nils Frahm, esas mismas melodías son capaces de abstraer, acariciar y arañar. De hacernos dudar si bailar o simplemente escuchar. Una electrónica fina, con aires de banda sonora, menos habitual en nuestro país de lo que nos gustaría.
Desde el creciente y tenso inicio con "Rush" hasta el potente cierre con "Burnt" —mención especial para "Dawn"—, el breve pero intenso concierto sirvió para presentar su último —y hasta la fecha, más oscuro— trabajo audiovisual: 'Redemption'. Y es que la música iba acompañada de distintas piezas en vídeo, monocromáticas, relacionadas con el tiempo y el movimiento en seis capítulos enlazados. Eso sí, también hubo tiempo para saludar y agradecer a los allí presentes antes de dejar sonar una última pista, aún sin estrenar, ya disfrutándola fundidos en abrazos entre el público.
Tomaba el testigo Ídolo Djs con una ecléctica selección, marca de la casa. Nosotros, marchamos para la nuestra, pero con muy buenas sensaciones y la seguridad de volver. Hay que mantenerse al día.