Crónica: Maudes Festival 2025, doble sold out y mucho house
Maudes Festival volvió a la carga este 2025 estrenando recinto y formato, pero manteniendo su esencia artística. Los protagonistas principales: Purple Disco Machine y Hugel.

Madrid vibró los dos últimos fines de semana de mayo al ritmo del Maudes Festival. En su ya cuarta edición, por primera vez, el evento se dividió en dos semanas separadas —celebradas los sábados 24 y 31, consecutivos, con sus respectivos headliners internacionales y sendos sold outs— para ofrecer dos experiencias similares aunque diferenciadas pero con un hilo conductor común: la conexión emocional en torno a sonidos house y la naturaleza, resumida en su evocador lema The Soul Of The Mother Nature.
Otra de las principales novedades fue su nuevo recinto, el Parque Enrique Tierno Galván, que le fue como anillo al dedo. Este parque con anfiteatro, ya curtido en eventos de esta índole, se confirmaba como un espacio ideal: cómodo, accesible y conectado con la propuesta. Después de probar distintos emplazamientos, nos aventuramos a decir que han encontrado su hogar. Para este año, la ya icónica cabeza futurista que preside el escenario principal fue reinterpretada y tuneada para encajar con el espíritu natural de la edición, flanqueada a ambos lados por pantallas y nuevas esculturas orgánicas, y con el telón de fondo de la arboleda y el atardecer, con una puesta en escena dispuesta como altar para el rito del baile.

Sábado 24: house con mucho groove
La primera jornada estuvo plenamente dedicada a ese estilo tan potente y presente en el día a día pero que a nuestro parecer –y pesar– no cuenta con la representación que merece en festivales: el house. Y bien que lo disfrutamos.
Después de un siempre disfrutón Alexander Som, la pista se fue llenando con Sam Divine. La británica, reina de Defected Records –sello que tuvo mucha presencia en toda la tarde–, firmó en su primera actuación en Madrid una selección que osciló entre el tech house y el UK house bien repleto de vocales y groove. Por favor, que vuelva pronto.

Seguía el turno el madrileño David Penn, leyenda de nuestro house patrio, quien ofreció una de las sesiones más celebradas de la tarde. Y es que no falla. Técnica impecable, en una sesión que fusionaba lo clásico con lo actual –tirando mucho de temazos propios como "La Fiesta", "Ain't Got No" o la revisión de "The Nighttrain" junto a Crusy– y una energía contagiosa que se reflejaba en cada rincón del parque.
Y como guinda del pastel, la noche viraba hacia un sonido más nu-disco, o deep funk como define el propio protagonista. Purple Disco Machine demostró en sus 90 minutos de actuación por qué es uno de los nombres más reclamados de la escena global, con un set frenético, bailable y divertido, repleto de edits exclusivos, mucho groove. No le faltan temazos propios para corear al alemán –"Body Funk", "Hypnotized", "Substitution"...–, que sabe mezclar a la perfección con otros imbatibles como el "Call On Me", "Lola's Theme" o un memorable momento de cierre al son de su remix de Madonna con el público entregado en comunión. Como una auténtica estrella del pop.
Sábado 31: afro house para todos
Una semana más tarde, Maudes giró su brújula sonora hacia unas latitudes más cálidas y en boga. El foco se desplazó hacia ese sonido que copa las listas y pistas de todo el mundo, repletas de la versión más popular de afro house y latin tech house, que unifica las buenas vibras del cuatro por cuatro del house con distintos toques étnicos y folclóricos. Todo, en una jornada que atrajo a un público más diverso y quizá menos especializado –y un mayor grado de #postureo– pero con las mismas ganas de pasárselo bien.
Cuando llegamos Aron Sevilla estaba a los platos, con la tribuna –esa que no estuvo operativa la semana anterior– volcada sobre lo que pasaba en el escenario, en una sesión bastante entretenida –aunque un poco plana– con vocalista incluido. El mexicano se está convirtiendo en todo un reclamo a nivel global en los últimos meses, con su espectáculo performativo –de una corriente cercana a Mëstiza– orgánico y bailable con aires de Tulum.

Pero sin duda, el gran protagonista fue Hugel. Una cabina abarrotada daba paso a las dos horas de la estrella francesa. En la cresta de la ola, Hugel desplegó sus encantos y un arsenal de hits propios –alguna ID incluida– y ajenos. La fórmula es clara: make the girls dance. Éxito tras éxito, en un set vibrante que bailaba entre estilos y vocales, y no dio tregua a un público eufórico y ávido de inmortalizar el momento móvil en mano –encima con flash, que es peor–. Así se vive una tarde-noche con Hugel. Sesión fácil pero la mar de efectiva y disfrutona, cortita y al pie, que apapachó la vida a todos los allí presentes. Que "Adore You" sonaría en sus dos versiones, con la de J Balvin y Ellie Goulding al cierre, se pagaba a poco en las casas de apuestas.
Más allá del sonido: arte, organización y experiencia global
En términos logísticos, el Maudes 2025 fue un festival cómodo y bien resuelto. El sonido estuvo bien —dependiendo de dónde te colocaras, siempre es complicado en espacios abiertos en la ciudad—, y la organización demostró buen hacer. Las barras, eso sí, pecaron de lentitud con unos camareros con buen talante pero poco oficio, algo que sería deseable pulir para próximas ediciones. La propuesta artística más allá de la música —una constante en el ADN del festival— estuvo presente con su espacio ART& MAU, aunque este año pasó más desapercibida que en ediciones anteriores.

Con esta edición, y en un momento que cada vez afloran más y más eventos, Maudes Festival se confirma en el calendario estival de la capital con una propuesta seria, cercana y divertida –sin extravagancias pero sin fisuras– que además explora nuevas formas de celebrarse sin perder su esencia en un nuevo formato y un nuevo emplazamiento. Y el público respondió no dejando una sola entrada a la venta. No hay mejor señal que esa. Nos vemos el año que viene, maudrileñxs.

Y por si te interesa otra crónica, así vivimos la anterior edición de 2023