En esta web no solemos hacer reviews de álbumes, pero a veces hay ocasiones excepcionales que bien merecen la pena. No es nada nuevo que Joris Voorn es uno de mis djs y productores favoritos desde que le conocí hará cosa de un par de años. Os recordamos el especial que le hicimos: ‘Escucha: Joris Voorn, arquitechno.‘
Ayer salía a la venta (aunque llevaba tiempo filtrado en la red) su esperado nuevo álbum de estudio ‘Nobody Knows’, cómo no en el sello Green, del que es co-propietario junto a Edwin Oosterwal. Doce tracks y colaboradores muy bien escogidos como Kid A, Matthew Dear o Bran Stadhouders que crean una auténtica obra de arte. Un viaje musical.
Recuperamos unas palabras del holandés para referirnos al tema que nos ocupa hoy: “Siempre he creído en la música en su sentido completo, ya que sólo una composición de beats no es suficiente para mí. Necesito que mis temas sean capaces de llegar bien dentro, no necesariamente tienen que conseguir que la gente se venga arriba, pero sí despertar inquietudes en el sentido musical”. Y es que eso es lo que despierta este nuevo trabajo. No el fantástico sonido percusivo y bailable al que nos tiene acostumbrada ‘la esperanza blanca del Techno de Detroit’. Es un sonido suave, armónico, emocionante, magnético, equilibrado donde las melodías y las vocales juegan un papel fundamental. Quizá no es un álbum para desfasar una noche rompepistas de club, pero si para cerrar los ojos y disfrutar, reflexionar e interiorizar la música. MÚSICA con mayúsculas.
Hace un par de días presentó en el programa de Pete Tong en BBC1 (dónde sino) dos de los sencillos del álbum, que además y con diferencia son nuestros preferidos del mismo: “Homeland” (ft. Matthew Dear) y “A House” (ft. Kid A). Más allá de un auténtico himno de la música electrónica como es ya “Ringo”, obviamente. Deleitarse, familia.