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Oro Viejo Emoción: la espera mereció la pena

El pasado 17 de diciembre, el carismático Dj Nano logró conquistar de nuevo a un país entero emprendiendo un viaje en el tiempo con la música como hilo conductor, a través de una de las marcas de música de baile más famosa de toda España: Oro Viejo. Bajo la premisa de "Emoción" se presentaba este nuevo espectáculo, y pocas palabras podían ser más acertadas definir mejor el sentimiento generalizado. La espera y los nervios hasta que llegó el día se palpaban en las redes sociales desde semanas antes —incluso Dj Nano expresaba su ilusión y nerviosismo en repetidas ocasiones—. Una espera... que nunca llegó a terminarse. Eso sí, mereció la pena.

Como acostumbra, el lugar escogido para el evento fue en un sitio emblemático y de grandes dimensiones. En esta más especial si cabe, ya que Ifema —un grandioso y polivalente espacio indoor que goza de una excelente comunicación con el centro de la ciudad— acogería por primera vez un evento musical de esta envergadura dentro de uno de sus pabellones: 10.000 almas bailando al mismo son.

Tras una rápida llegada hasta la puerta del pabellón 7 (¡qué frío hacía en Madrid!), recogemos nuestra acreditación y accedemos a un imponente espacio aún a medio gas. En un primer vistazo de reconocimiento apreciamos que el estrado elevado para la zona VIP ocupada casi la mitad del pabellón. Sin duda el set de 4 horas de Dj Nano era el principal reclamo, pero el madrileño se sirvió de fieles escuderos para caldear el ambiente, divididos en tandas de tres para recordar sendos lugares de culto en la historia electrónica nacional: Valencia, Madrid e Ibiza.

Kike Jaen, José Conca y Arturo Roger repasaron lo mejor de la célebra Ruta del Bakalao, dejando paso posteriormente a los sonidos más progresivos de la capital representados por Abel The Kid, Dj Napo y Christian Millán.

Al son de "French Kiss" de Lil' Louis (al que pudimos disfrutar hace pocas semanas en el XXII Aniversario de GOA) dio comienzo el especial 'Clásicos de Ibiza' —formado por Dj Pippi, César del Río y Javier Muñoz— que al igual que sus predecesores actuaban en formato B2B2B. Cayeron, entre otros, "The Man With The Red Face" de Laurent Garnier, la versión de Richie Hawtin para "Yeke Yeke" o el fabuloso "La Krika" de Mendo.

Minutos después, a las 2:00 horas de la noche, llegó el momento de sacar las gafas 3D que nos regalaron a la entrada para disfrutar del espectáculo audiovisual que habían preparado para inaugurar la sesión. Se agradecen y valoran las ganas de innovar ofreciendo al público una experiencia única, distinta a lo vivido hasta entonces, y resultaba cuanto menos curioso observar a todo el pabellón concentrado en ello. Con los primeros acordes de "I Drove All Night" de Bandido daba comienzo el intenso y emotivo viaje de 4 horas de recuerdos y baile comandado por el mejor guía posible: Dj Nano. Único e irrepetible. Qué magnetismo y carisma tiene el madrileño, y qué energía gasta —y transmite— desde la cabina. Estaría curioso ponerle un podómetro un día así...

Trance, Techno, House, Acid, Progressive, Europop, Makina... de todo, para todos. "Right In The Night", "Born Slippy", "Sweet Release", "The House Of House", "Carte Blanche", "Are Am Eye?", "Manipulated" (memorable remix de Adam Beyer), "9PM (Till I Come)", "Desenchantee", "Let The Light Shine In" (aún un escalofrío recorre nuestro cuerpo al pensarlo), "Flying Free" y muchos otros HIMNOS se fueron sucediendo en unos minutos que pasaban volando ante nuestros ojos, unas horas que disfrutamos con sonrisa bobalicona y piel de gallina, como niños. Y es que nosotros disfrutamos de esta música, de esta época dorada, desde que éramos precisamente eso, niños. Crecimos con ella, vivimos con ella, bailamos con ella.

Aunque no todo el tiempo parecía funcionar a la misma velocidad. Eternas se hicieron las colas que había que esperar para casi cualquier cosa —desde el ropero hasta el baño pasando por los tokens y las barras, que hasta se cruzaban unas con otras para mayor caos— y que en el peor de los casos superaban los 40min de espera. Cuesta aceptar que toca quedarse el abrigo atado a la cintura por el resto de la noche, que no puedes hacerte con una simple copa para ahogar la pena y que te tienes que pensar muy mucho cuando ir al excusado para no perderte un temazo (o varios) en el camino.

Un error de planificación en los servicios que a más de uno empañó una noche para el recuerdo, y que no esperábamos volver a encontrar en manos de una productora que planteó un evento notable y que ya ha demostrado anteriormente todo su potencial y savoir faire en las dos exitosas ediciones de A Summer Story. La receta del éxito la tienen, y confiamos en que no vuelvan a fallar en las cantidades de los ingredientes.

Antes de un predecible cierre, ese en el que nos desgañitamos (literalmente) cantando todos abrazados y al unísono "Lover Why" de John Wesley, es necesario recordar dos aspectos remarcables del festival. Por un lado, la gran puesta en escena de toda la velada —con juegos de luces, cabezas móviles, pirotecnia, humo, confeti y un curioso mapeo triangular de la figura de Nano— que sumado al ya citado 3D ofreció un despliegue visual impresionante. Por otro, la acertada pausa en el momento álgido de la noche para mostrar la máxima solidaridad posible hacia los pequeños que más apoyo necesitan, contando con la aparición de El Hombre de Negro para intentar recaudar fondos vía SMS para Juegaterapia. A tus pies, salao.

Decía Jorge Manrique en sus poemas que "Cualquier tiempo pasado fue mejor", pero nosotros el que concretamente añorábamos es el que encontramos —y sabíamos de antemano que encontraríamos— esa noche en Ifema. Un evento que nos devolvió a una de las mejores facetas del pasado musical reciente y del que esperamos una nueva edición en un futuro no muy lejano. Cierto es que no todo salió a la perfección en Oro Viejo Emoción, pero también lo es que... la espera mereció la pena. Mucho.

Nosotros te dejamos el DeLorean, pero tú conduces Nano.

Fotografías: Oro Viejo Emoción - Guille GS (enlace al álbúm oficial)

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Arquitecto y comunicador, más madrileño que el oso y el madroño. Obseso de la buena música en general y de la electrónica en particular, de toda. Beatsoupero desde pequeñito. CEO.
Madrid
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