Para el que no conozca a Meneo, es un productor guatemalteco bastante afincado en nuestro país que destaca por su “soltura y ligereza” en cabina (le gusta pinchar como dios le trajo al mundo) y su peculiarmente personal estilo electropical. Sangre latina y gusto electrónico.
Y esos dos conceptos son la base de su reflexión para Vicious Magazine sobre qué es el pachangueo y cómo se ha ido introduciendo en la escena electrónica. Y esta reflexión es tan larga como interesante, así que no os perdáis una palabra. Y el set que ilustra tanta letra más aún, así que no os perdáis un sólo beat.
“Sentados acá en el Palentino con gin-tonics a 3 euracos, divagamos sobre la primera vez que escuchamos ese adjetivo infame; definitivamente no se puede llamar así a un estilo, ¡San Beatport no lo permitiría! Así que hacemos memoria y recordamos cuando percibimos aquellas percusiones lineales e infinitas como parte del tribal trance y concertamos en que las primeras mezclas de estos elementos con el techno provenían de productores underground como es de costumbre, pero al final coincidimos en que fueron Luciano y Villalobos quienes, hartos del minimal y con hilos de sangre latina por sus brazos, decidieron aislar esos sonidos orgánicos tan peculiares y para darles una nueva casa; más higiénica, clínica, estética. Luego explota el imaginario con Monika Kruse y su “Latin Lovers”, un track que puso al cielo como único límite creativo y con el cual se evidenció que “el funk es al house lo mismo que el tropical al pachangueo”.
Posteriormente Switch, Congorock e incluso un joven Duke Dumont, aceleraron a 130bpm la misma figura del bombo-caja proveniente del reggeatón y destronaron el reinado del 4×4 para clavar en los oídos globales la bandera del maximal y las diversas vertientes que le daban cuerpo, oígase: uk garage, fidget house, dutch house, moombahton y electropical; esta última siendo una palabra que inventé para tratar describir el sonido de mi primer álbum como Meneo.
Podríamos encontrar otros mil caminos para llegar a Roma y sacarle raíces etimológicas a este concepto hasta llegar al mismísimo Perez Prado y todo lo que tenga maracas o abanicos gigantes, pero al menos podemos afirmar que la fina línea que nos ayuda a distinguir al pachangueo siempre será personal, dependiendo directamente de la conciencia sonora y del bagaje musical de cada quien. Así que dejo en tela de juicio todo lo que he afirmado previamente y os invito a poner la oreja al mixtape, el cual representa mi viaje inverso a través de ese sabor que hoy en día podemos encontramos en cualquier dj alrededor del mundo, específicamente en ese instante en que deja caer esa perla caribeña que nos hace sentir como si estuviéramos en una playa blanca, celebrando la boda de nuestra mejor amiga, descalzos y con tambores.”