No era una edición fácil, y puede que haya sido de las más satisfactorias. Paraíso Festival se enfrentaba a su regreso tras la pandemia con varios retos que resolver sobre el tablero y salió de lo más victorioso reforzando su "nuevo formato", más íntimo y con una clara apuesta por descubrir nuevos artistas. 40 artistas de 10 nacionalidades repartidos en 3 escenarios consiguiendo infinitas sonrisas de satisfacción.
La crisis sanitaria truncó los planes de un festival que con apenas dos ediciones y pinta de referencia, debía consolidarse. Cambio de cartel —perdiendo nombres como Mura Masa, Jon Hopkins, Kaytranada o Folamour... esperamos verles pronto de vuelta—, un escenario menos —con el cariño que se había cogido a la carpa— y un aforo más reducido... y un público fiel al que contentar que, por suerte, respondió a la llamada juntado 16.200 personas en el recinto de Ciudad Universitaria con sus respectivos 32.400 pies con ganas de bailar. Un público adulto, algo más de lo habitual en estos lares, que podía superar la cuarentena y que sabe qué quiere y cómo lo quiere. “Ha sido muy gratificante ver cómo el público ha sabido apreciar el esfuerzo que supone hacer un festival como el nuestro, en el que tratamos de cuidar cada detalle. El feedback que hemos recibido por parte de los asistentes, los músicos y todas las empresas implicadas ha sido muy positivo” asegura José Morán, director del festival.
A nivel organización, sobresaliente sin incidencias. Puesta en escena notable en el Club, sencilla en los otros dos escenarios. Mejora de sonido frente a años anteriores pero —y necesitando— aún subir aún un puntito más el volumen. Rapidez tanto en baños (de verdad, no cabinas plasticosas) como en barras (donde se pagaba en efectivo o tarjeta, no en tokens) y amabilidad por parte de todo el personal. Además, otros pequeños detalles que mejoran notablemente la experiencia como zonas de descanso, pantallas anunciando los siguientes artistas o el suelo cubierto de césped artificial. Desgranemos el día a día...
#Paraíso22 · Viernes 24
Llegamos el primer día directos a ver a Sofia Kourtesis. La artista peruana era uno de los reclamos que más nos atraía y su directo nos pareció tan divertido como breve. Poco más de 40 minutos, eso sí, bien intensos. Un live sencillo a nivel técnico pero suficiente, ella ponía el resto para manejar al público a su antojo —corriendo arriba y abajo por el escenario— mientras lanza un hitazo tras otro hasta terminar con “La Perla”. Ahora sí, vuelta de reconocimiento al recinto, viendo el final de la actuación del live de la rapera británica Shygirl en el escenario principal, mientras esperábamos otro de los must de nuestra lista.
A los ya difíciles problemas iniciales, Paraíso tuvo que añadir la cancelación de alguno de sus headliners, pero que resolvieron con total destreza. Seguro que más de uno hasta se alegró de los cambios de planes. En sustitución de Moodyman, Danilo Plessow (Motor City Drum Ensemble) y Marcellus Pittman arrancaban un inédito back to back que, como tienen las primeras veces, tienen sus luces y sus sombras. Empezó el alemán con música disco, y el americano pronto le marcó que la única senda a seguir sería la del house. Algún problema técnico en cabina, pero muy buena selección musical que nos mantuvo danzando al son de James Brown o Masters At Work (adivinad quién llevaba la batuta).
Escapada al escenario Nido donde Depaart nos confirmó dos cosas: el escenario para los talentos locales se iba a quedar (muy) pequeño esta edición y el dúo madrileño crece a pasos agigantados. Ya nos recordaba un paisano en primera fila con una gorra de Caja Rural —que seguro era la envidia de Fran Zaragoza, enfrascado en sus cacharros DIY— que hacen musicón de primer nivel que ha conquistado sellos como LNOE, Sincopat o Diynamic. Y ojo a lo que está por venir.
En la disyuntiva entre Jeremy Underground o Roman Flügel jugamos y perdimos. Apostamos por el primero, un tanto plano, que no despertó lo que esperábamos mientras que el segundo sí repartía mejores sensaciones mientras enfilaba su recta final y nosotros el camino a casa. Lamentamos no reencontrarnos con Hunee cuatro años después, pero el cansancio de la semana se acumulaba y un festival de dos días es una carrera de fondo.
#Paraíso22 · Sábado 25
La tarde del sábado empezaba con ritmos más frescos y actuales, a caballo entre música electrónica y urbana. Sin llegar a Rusowsky & Ralphie Choo, pronto nos subimos al barco de Chico Blanco y 8kito con su mezcla entre house noventero y hip hop, esa fórmula ‘hip house’ que tanto le está haciendo triunfar con éxitos como “Gominola” o “Positif Siempre” que –sin un directo demasiado sobrado— mantuvieron al público en todo lo alto.
Aún con Axel Boman en nuestra hoja de ruta tras su segundo álbum, los cantos de sirena que nos llegaron desde el escenario Nido nos embaucaron e hicieron cambiar de idea. Con un set de lo más divertido, variado y bailable —que no quiso perderse ni un extenso grupo de novias raveras, cortesía de La Juan Gallery— el dúo Two Ex (cariño eterno, fueron la primera actuación en #QuédateEnCasaConBeatsoup) nos pusieron a danzar hasta la hora de la cena. Tras varias dudas en una amplia oferta, unas ricas hamburguesas y costillas nos recargaron las baterías. Les seguía Jan Swan, que por los corrillos del festival se comenta fue una de las grandes revelaciones.
Con la baja de TSHA, el festival estuvo rápido confirmando un Dj Seinfeld que dejaba pocas dudas al público. Sesión super animada del reputado selector de origen sueco. En paralelo, Baiuca ofrecía su directo de folklore gallego electrónico en un Jardín que se le quedó muy pequeño. El no poder ver lo que ocurría en el escenario desde el fondo (hubiese venido bien un refuerzo de sonido aquí) y la aglomeración (de los únicos momentos así) nos hizo decantarnos por volver a bailar bajo la gran bola de discoteca del Club y quitarnos la pena con temazos como el remix de Marco Lys a "I Believe".
Llegaba la que ya se presuponía como una de las actuaciones del festival. Si por separado ya son garantía de éxito y buena música, el tándem formado por John Talabot y Pional lo eleva a otro nivel. Una década de la gira de ‘Fin’ en la que no han hecho más que consagrarse por separado. Viaje gozoso por multitud de ritmos y una declaración de intenciones: aquí hemos venido a disfrutar y hacer disfrutar. Por su parte Kamma y Masalo ofrecía en el escenario Jardín un combo de energía y buen rollo embaucador que nos devolvió a esos flashes 'dekmantel' de ediciones pasadas. Rápido nos levantaron de la zona de descanso.
Con ese aire inocente, pausado y nerd, mientras terminaba el dúo tulipán, Ben UFO iba pidiendo la vez. Fue darle al play a "Rápido" y un poco de acid por aquí, breaks por allá, para desatar la auténtica locura. No hay etiquetas ni estilos que valgan para un cirujano como él, firmando un cierre de festival épico y —en el descuento— uno de los hitos de Paraíso 2022.
En nuestro último paso por el escenario principal Seth Troxler lanzaba al aire ese “Tell You No Lie” de Floorplan, y de verdad podemos asegurar —sin mentir— que Paraíso 2022 es de los festivales más cómodos, disfrutones y redondos que hemos vivido en tiempo. Pura esencia sin aditivos. De la incertidumbre al aplauso unánime. De la resiliencia a la excelencia. Sin duda, nos vemos en Paraíso 2023.
Fotos: Paraíso Festival