Hacía varios meses que no pisábamos la céntrica Sala Marco Aldany (o llámala Heineken o Arena, como prefieras). Y hacía años que no lo hacíamos un miércoles. Y eso sólo podía significar una cosa… ZOMBIE Club. Y nosotros éramos de esos que creíamos que el espíritu de Zombie estaba muerto y enterrado, pero estábamos equivocados. Como suele decirse, no estaba muerto estaba de parranda. ¡Y qué parranda!
Desde lo que era Aguacate allá por 2009 (que se transformó en Zombie en 2010) hasta este 2015, el proyecto liderado por Edgar Candel y Cumhur Jay ha pasado por varias salas, varios cambios y varios años. Seis concretamente. Y ese era el motivo de reunión y regreso de Zombie Club: celebrar por todo lo alto su quinto/sexto aniversario y recordar lo que fue una de las sesiones más especiales y punteras de la capital. Para ello se planteaba una velada ‘a la antigua usanza’ con los incombustibles The Zombie Kids liderando el cotarro acompañados de amigos y demás gamberros. La noche prometía.
Llegamos pasadas las 2.30 y la cola se perdía tras la esquina (como en esas noches memorables que apostaron por invitados célebres como Diplo, Skrillex, Knife Party, Dillon Francis o Noisia) gestionada por los porteros de la sala con sus ya célebres “”buenos modales”” (muchas gracias a María de Undernews por la invitación y ayuda para entrar, que no estaba resultando nada fácil). Tanto la calle como la sala, cuyo sonido seguimos detestando por mucho que temporada tras temporada digan que lo mejoran, presentaban indicios de que fácilmente se completaría el aforo. Y vaya que sí, ¡qué calor pasamos bailando entre pogos, saltos y bullicio general! Salimos al alba empapados en sudor como si de una fiesta de la espuma viniéramos… Más aire acondicionado, por favor.
Por una cabina más abarrotada que el camarote de los Hermanos Marx, donde la barrera de gente en muchas ocasiones evitaba saber quién o qué estaba a los platos, fueron pasando ‘coleguis’ como No Mike, Ikki, Deivhook, Paulhard o Meneo mientras Costa, Mbaka o Aqueelion soltaban sus rimas al micrófono y jaleaban al público. Un público de lo más curioso, de hipsters a pijos pasando por raperos y tribus irreconocibles… pero eso es parte de la esencia. Todo tiene cabida en Zombie, cuanto más variopinto mejor. Y esa máxima es trasladable a la música, pues escuchamos como Rock y Hip Hop se fusionaban con House y Trap, y cómo no Electro y Dubstep. Incluso escuchamos algo de música latina y flamenco. Desfilaron por allí Madonna, Jack Ü, Elvis Crespo, Steve Aoki, I Love Makonnen, Showtek, Dj Snake, Kygo, Queen, OT Genasis, Armin van Buuren, Justin Bieber entre muchos otros y, obviamente, los protagonistas de la velada. Todo vale. Transiciones cortas, fusiones inesperadas y esa variedad musical nos hicieron viajar en el tiempo (en un Seat Panda, que el Delorean de Doc está muy caro) y divertirnos de lo lindo. Ese es el concepto, Zombie Club es diversión y desenfreno. Aunque siendo sinceros y pese a que recuperaron el ‘duende’ que caracterizaba la sesión, la selección musical era bastante más ‘popular’ que la que se ofrecía en los inicios del club para chasco de muchos de sus seguidores más fieles.
En definitiva, una noche de esas que se te va de las manos y acabas yendo el jueves a trabajar o estudiar de empalme y con ‘la increíble sensación de venirse arriba’ (el Aquarius se vuelve imprescindible para la resaca). Una noche más al más puro estilo Zombie Club. Quién sabe si será la última.